NACIONALIDAD: "FRONTERIZO" | | Imprimir | |
Carlos Maria Lima - Jornalista
Sin querer ser irreverente con la lengua de Camões y las debidas licencias de mi profundo amor a mi lengua madre, la del maestro Cervantes, quiero ubicar en descripciones y decires un lugar de la América, frontera no por casualidad y sí por necesidad, donde los lugareños se enorgullecen de exhibir al visitante su Línea Divisoria, una suerte de calle de doble vía, una en un país, otra en el otro; y no por accidente, una Plaza Internacional, interrumpe la línea trazada de Marco a Marco, mojones de apoyo para un trazado zigzagueante que separan-unen (?) dos países, dos nacionalidades, dos lenguas y tres culturas: una de ellas común a ambos lados de la frontera. Lo común a ambos lados de la frontera es la cultura de integración, o mejor dicho, una cultura surgida de la convivencia internacional y pacífica de ambos pueblos, que por su hábito de vivir solidaria y fraternalmente, sin quererlo, le pusieron nombre a la frontera uruguayo-brasileña en esta latitud: La Frontera de la Paz. En sus orígenes fueron asentamientos militares, que dieron lugar más tarde a la fundación de pueblos que, desde sus primeros balbuceos urbanos se necesitaron mutuamente, y creemos que aquí radica la mística de la fraternidad y como que la sentencia de José Hernández: "Sean unidos los hermanos..."(1), aquí fue observada sin cuestionamientos. El espírito de los legisladores, dice la historia, fue asentar estos dos pueblos como vigilantes mutuos de los intereses de sus respectivos países. Pero los legisladores de la época, tan centralizados en sus acciones como hoy, desconocían una realidad que en el presente, a casi dos siglos de los procesos fundacionales, siguen centrando el poder y la administración política, allá lejos, allá por Brasília y allá por Montevideo, mientras que aquí no quedaba otra que arreglárnosla de algún jeito y ese "jeito" fue "bem brasileiro y castelhano". Sin duda, porque hasta hoy nos seguimos entendiendo entre "gaúchos" y paisanos. Y hasta los festejos de las fechas que nos son más caras, también son cosas de festejarlas en casa y en la casa del vecino. Tradicionalmente se vive la Fiesta Mayor de las Patrias Oriental y Brasileira, extendiéndolas del 25 de Agosto (Independencia del Uruguay), al 7 de Setembro (Independencia de Brasil) en actos patrios, deportivos y sociales, con el protagonismo en común de los ciudadanos de ambas Patrias, "convidados de honra", mutuamente. Si hurgamos en lo más ancestral de nuestra cultura popular, la primera identificación la ubicamos precisamente en el tradicionalismo. Nuestros poetas fronterizos se disputan las licencias poéticas utilizando la "gíria" o la jerga criolla y gauchesca para adornar sus rimas y rendir homenaje al vecino, en el más puro estilo payadoril o "repentista", porque después de todo esa es nuestra lengua madre: "a que fala o povão!". Pero no sólo lo popular y tradicional nos es común. Nos son comunes también las más diversas inquietudes de las expresiónes humanas y de ahí el fenómeno curioso del surgimiento de Instituciones Binacionales de todo orden, desde el social o deportivo, de servicio, empresarial y veladamente hasta político, sobre todo en época de elecciones en uno u otro país. Claro, los uruguayos viven allá y los brasileños viven aquí, y hasta los hay de doble nacionalidad porque "-O meu pai me inscreveu aqui y lá" (2), en referencia al Registro Cívico. Y el carnaval también es uruguayo-brasileño, porque el desfile comienza por allá, del otro lado y termina por aquí, de este lado. Y allá se deleitan con el tango y con Gardel, mientras aquí se derriten nuestras emociones con Vinicius o Caymmi. Y cuando el asunto es a nivel de selecciones nacionales, el fútbol nos separa en nuestras comuniones por sólo exactamente 90 minutos, los que dura el partido, y después... todo sigue como estaba porque la urgencia de seguir siendo fraternos puede más que los dolores de la selección nacional y por igual admiramos a Pelé o al negro Obdulio; sí, aquel de Maracanã. Y en el Instituto Anglo y en la Alianza Francesa, se "misturam" entre alunos y profesores, uruguayos y brasileños. Y la Cámara Empresarial es binacional, y el Club de Leones se llama Integração, porque lo integran los de aquí y los de allá o como la Asociación Cristiana de Jóvenes, que del otro lado es la Asociación Cristiana de Moços, pero que todos conocen, en su sigla como ACJ/ACM. Pero esta integración transciende lo urbano. Es común que ciudadanos brasileños utilicen caminos rurales del Uruguay para trasladarse a sus "fazendas" que están, si bien del otro lado, sobre la Línea Divisoria, y el camino esta feo. No importa, el Prefeito prestará sus maquinas y "a mão de obra corre por conta da Intendencia". Lindaria con lo inconcebible, para quien no es acá, por ejemplo: el Cónsul uruguayo ejercía su cargo en Brasil, pero estaba radicado en Uruguay, a pesar, inclusive de estar casado con una brasileña madre de sus hijos uruguayos. En lo académico, la erudición también transciende fronteras y por eso los foros, los seminarios, los encuentros, las jornadas, aquí siempre son internacionales, porque nuestras realidades socio-culturales también son indisolubles y para ellas no existen límites, son resultantes de las actitudes humanas y el humano es gregario y sus sentimientos son universales, porque esa es la ley del hombre, aunque el hombre quiera ponerle fronteras habrá, algún día ¿cuándo?, un mundo sin barreras y el abrazo también será universal, cálido, fraterno, como el abrazo que todos los días comparten riverenses y santanenses, "na Fronteira da Paz", que sólo amojona el donde comienza Uruguay o el donde finaliza Brasil, circunstancia que tampoco ha sido nunca preocupación de los ciudadanos de la nueva nacionalidad: la de fronterizos. Carlos Maria Lima 1) Del poema gauchesco Martín Fierro , de José Hernández |